Estrecharle la mano a los agricultores que cultivan el algodón orgánico y lo procesan, preguntarles si realmente notan una mejoría en su salud, en la calidad de las aguas del pueblo, mirar a la cara al gerente de una fábrica de hilo, o de tejido, y preguntarle como garantiza él unas condiciones de trabajo justas a sus empleados, escuchar a los químicos que se ocupan del teñido explicando por qué los tintes que usan no son contaminantes…

Todo esto (y mucho más) era el objetivo de este primer viaje de visita a uno de nuestros proveedores. Y este vídeo (tan casero, pero 100% real) es un pequeño testimonio de esa experiencia.

Por cierto, gracias a nuestro anfitrión, Gustavo, por esa semana que nos dedicó a enseñarnos tantas cosas y ponernos en contacto con tanta gente. El impulso que nos dio ese viaje sigue animándonos, ocho años después, en nuestro empeño de mantener el proyecto Mandacarú.

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